viernes, 17 de octubre de 2008

Dios ayude a Marivi.




Esta chica estuvo trabajando durante años conmigo, es una compañera de trabajo y ahora tuvo la mala suerte de que es una currante pobre como yo, lo que es una desgracia en un pais rico como este, mas abajo explico porque ella y su familia tuvieron que hacer publica su desgracia en el diario El Correo de Alava, mas abajo el articulo publicado por El Correo:



Una vitoriana padece graves daños cerebrales tras sufrir una brutal paliza. La joven pasó semanas en coma y ahora su única esperanza es recibir cuidados que no ofrece la sanidad pública Mariví come con dificultad la papilla que le da su hermana Carmen en el hospital Santiago. Tiene la cabeza ladeada, la mirada perdida y apenas puede mover las piernas y las manos retorcidas. Los médicos dicen que es difícil hacer «una valoración precisa de sus funciones intelectuales», pero su familia asegura que se da cuenta de todo. Eso explica que llore a menudo.


La joven vitoriana tiene 31 años y su vida cambió, casi terminó, hace dos meses. Los innumerables golpes que recibió por parte de uno o varios desconocidos la dejaron al borde de la muerte. Desafió las previsiones médicas y consiguió vivir. Pero aún le queda lo más duro. La salvaje agresión se produjo en Alcántara (Cáceres) a mediados de agosto. María Victoria Pina López, vecina de Abetxuko, pasaba las vacaciones en el pueblo de su padre. El día 16 su hermana Carmen regresó a Vitoria y Mariví se quedó sola en la casa que había alquilado. Esa noche salió de fiesta y a las cinco y media de la mañana tres amigos la acompañaron de regreso a casa. Fue la última vez que la escucharon hablar. «El domingo no cogía el teléfono», recuerda su hermana Irune, que se había quedado en la capital alavesa. «Pensamos que estaría durmiendo, aunque nos extrañó porque era el día de las vaquillas, y nunca se las perdía». El lunes, un amigo llamó desde Alcántara «para ver si seguía allí, porque no sabía nada de ella». Entonces se encendieron las luces rojas y la familia, desde Vitoria, pidió al chico que entrara en la casa.
La puerta estaba cerrada por dentro, pero una ventana se encontraba abierta. Cuando accedió al interior halló a la joven «inconsciente en el suelo, llena de moretones, cortes... estaba destrozada». La habitación presentaba el mismo aspecto, «con todo por el suelo, mesillas tiradas, muebles rotos, cajones sacados»,recuerda su hermana. «Los médicos dicen que todo ocurrió entre la una y las tres de la tarde del domingo, así que estuvo más de un día en ese estado». Estaba en coma y había sufrido dos infartos cerebrales. Los forenses le dijeron a la familia que no había sido violada y que se había defendido enérgicamente del ataque. Recopilaron muestras de ADN de las uñas y del resto de la casa.

De guardia en la habitación


Durante quince días estuvo en coma. Primero, en el Hospital San Pedro de Cáceres, donde pasó dos semanas. Luego, en Vitoria. A los dos días de llegar a Santiago, a principios de septiembre, abrió los ojos. Según el informe médico, tiene una afectación severa de tronco cerebral, cerebelo y ambos tálamos y padece un «severo déficit neurológico». Las lesiones «le impiden por completo la expresión verbal», aunque «muestra una comprensión algo irregular del lenguaje hablado». Los miembros los consigue mover de «forma voluntaria pero no controlada».


En todo este tiempo la familia asegura no haber tenido noticias de la marcha del caso, que está bajo secreto de sumario. Dicen que ni hay sospechosos ni acaban de llegar las pruebas de ADN, aunque se investiga en el entorno cercano a la joven. Y, como es evidente que el ánimo del agresor o agresores era acabar con la vida de Mariví, hermanas, amigas, padres y otros parientes no la dejan sola en la habitación que ocupa aún en Santiago por miedo a que «el que ha sido venga a rematar la faena», sobre todo «si sospecha que ella podría recordar lo que pasó». Pero lo que más les preocupa es la recuperación. Y aquí el panorama es sombrío. Fuentes médicas confirman que poco queda por hacer en el hospital. Las esperanzas de mejora pasan por acudir al Aita Menni, centro especializado en daños cerebrales ubicado en Mondragón. Pero «es privado, y cuesta más de 7.000 euros al mes», se lamenta la familia, que ha abierto una cuenta bancaria (2100-3850-76-0100210466 en La Caixa a nombre de Trinidad Pina López) para recabar ayudas.

¿Es posible que la sanidad pública no ofrezca estos tratamientos? Las mismas fuentes médicas reconocen que el tema del daño cerebral adquirido «no está muy bien atendido». La mayor parte de los casos son fruto de accidentes de tráfico, y los seguros se hacen cargo. Pero Mariví no ha tenido un accidente de tráfico.
Aqui termina el articulo, lo primero que me viene a la mente es: Joder si te pasa algo o enfermas y no entra en la seguridad-social ya te puedes dar por perdido.
Ahora para terminar unas preguntas que me hago a mi mismo y no encuentro una respuesta logica y si alguien la encuentra por favor mostrarmelo.
1-Donde esta el dinero que pagamos a la seguridad social si cuando lo necesitamos no esta? 2-Como es posible que pase esto y nos quedemos de brazos cruzados? 3-Porque no llevan a juicio a quien o quienes hicieron esto?